El Museo de Arte Moderno presenta la exposición Archivo Aldo Sessa

El Museo de Arte Moderno tiene el honor de presentar la exposición Archivo Aldo Sessa 1958-2018: 60 años de imágenes curada por Victoria Noorthoorn en colaboración con el equipo del Museo, que ocupará la gran sala del subsuelo del edificio ubicado en Avenida San Juan 350. La inauguración tendrá lugar el próximo miércoles 21 de marzo a las 18:30 y se podrá visitar hasta el domingo 27 de mayo.

“Estoy descubriendo a un fotógrafo que desconocía”, expresó Aldo Sessa emocionado durante la investigación para esta importante exposición. Con más de 700 fotografías creadas entre 1958 y la actualidad, en su gran mayoría inéditas, esta muestra propone un nuevo acercamiento a uno de los más grandes artistas argentinos. Las fotografías expuestas fueron cuidadosamente seleccionadas entre 800.000 imágenes en planchas de contactos, negativos, copias impresas o digitales que forman parte del inmenso Archivo Aldo Sessa. En conjunto, invitan al público a conocer la espontaneidad de Sessa en su modo de observar el mundo así como la forma meticulosa de construir sus fotografías, que resultan del encuentro entre su mirada y su imaginación.

El Moderno anuncia la inauguración de Archivo Aldo Sessa 1958-2018: 60 años de imágenes. Desde el 21 de marzo hasta el 27 de mayo de 2018.

La exposición acerca la lupa a los infinitos recorridos de la obra de Sessa, a sus múltiples intereses e investigaciones a lo largo de sesenta años de producción artística. Presenta a un artista que no se ha detenido en el afán de superarse a sí mismo y transformarse a través del lente que le devuelve cada situación que elige captar. Descubre así a un Sessa experimental, explorador de las técnicas posibilitadas por las diversas cámaras de la historia, desde los modelos del siglo XIX hasta los celulares del presente, y a un Sessa investigador de abstracciones, que jamás se distancian por completo de la realidad. 

La exposición es también otro capítulo en el largo diálogo entre el Moderno y el artista. Allá por 1972, Rafael Squirru –fundador de este Museo– escribió el prólogo para la primera exhibición de pinturas de Sessa en la Galería Bonino: “La pintura sintética, los colores metalizados, la misma plancha de metal ingresan a su obra con la docilidad del domador que conoce bien las reacciones de sus tigres. Para que ello ocurriera, no hay duda de que Sessa tuvo la constancia del auténtico experimentador”. Luego, Hugo Parpagnoli, sucesor de Squirru, incorporó algunas de sus obras al crear la colección fotográfica del Museo y Guillermo Whitelow, tercer director del Museo, le dedicó varios textos y exposiciones, que comenzaron en 1976 con una gran selección de sus primeras pinturas, en la sala del Museo ubicada entonces en el Teatro San Martín. Cincuenta años después, el Moderno actualiza este intercambio. A través del diseño de montaje creado por la diseñadora, escenógrafa y cineasta brasileña Daniela Thomas, el espectador se verá envuelto por la mirada de Sessa, que va más allá de las célebres fotografías que han sido el principal objeto de sus libros.. Se asomará a sus imágenes de la Buenos Aires de las décadas de 1950 y 1960; a su recorrido por el fotoperiodismo desde los años setenta; a su búsqueda de momentos mágicos tras las bambalinas del Teatro Colón, entre 1982 y 1987; a su investigación sobre el retrato; a su obsesión por redescubrir los secretos de Nueva York; a su curiosidad insaciable, expresada en sus viajes por la Argentina, Inglaterra, Israel, Turquía, Egipto, Marruecos, Tailandia y la India, entre muchos otros destinos; a los detalles de sus naturalezas muertas y al placer que le produce la imagen que resulta de la abstracción del mundo o de una composición estudiada en la intimidad de su taller.

La exposición ofrece un recorrido a través de las diversas investigaciones del artista:

  • Vieja Buenos Aires (1958 – 2001)

Esta sección recupera las primeras fotografías de Sessa, y con ellas, su mirada sobre la ciudad de Buenos Aires a través de muchísimas obras inéditas. Desde fines de los años cincuenta, Sessa comenzó a experimentar y apasionarse con la fotografía. En recorridos por La Boca, Barracas o Palermo encontró personajes y situaciones cotidianas, texturas arquitectónicas a partir de las cuales se permitió jugar con la abstracción y con el posible diálogo entre la fotografía y la pintura, que el artista practicaba por esos años en su taller. La ciudad se convirtió en una obsesión: Sessa visitó una y otra vez sus lugares predilectos en busca de nuevos planos y matices de la luz a través de las estaciones y los años. Recuerda: “Vuelvo siempre a mis lugares queridos. Si desde un taxi veo lo que está pasando en un determinado lugar, mi registro reacciona… La fotografía se transforma en una colección de afectos”.

  • Fotoperiodismo (1969 – 2007)

El trabajo de Sessa como fotoperiodista se inició en su temprana juventud como colaborador de La Nación y La Gaceta de Tucumán y continuó a lo largo de su vida. Apasionado por el género, su modo de registrar el acontecimiento fue siempre cámara en mano y sin teleobjetivos, muy cerca de la escena: “Me interesa estar lo más cerca posible del conflicto, a dos o tres metros de lo que está pasando”. El impacto de las manifestaciones sociales y políticas: las marchas de las Madres de Plaza de Mayo –entre ellas, el Siluetazo de 1983–, el traslado del féretro de Juan Domingo Perón y las protestas populares ante la crisis de 2001, son algunos de los grandes sucesos de la historia argentina fotografiados por Sessa. Su versatilidad para encontrar la síntesis transforma una serie de hechos desarrollados a la velocidad del azar en una imagen icónica, que construye el acontecimiento con el mismo gesto que lo registra.

  • Teatro Colón (1982 – 1987)

Entre 1982 y 1987, Sessa fotografió exhaustivamente el Teatro Colón. “Para un fotógrafo, el Colón es el cielo, el purgatorio y el infierno”, afirma al recorrer uno de sus mayores desafíos como fotógrafo. Sin flash, sin trípode, decidido a trabajar en la penumbra de los ensayos y funciones, con su movimiento constante, Sessa exploró los dispositivos y las técnicas disponibles para moldear la luz y hacer de la dificultad un recurso estético. En estas imágenes, Sessa capta el aura escondida en la vida secreta tras las bambalinas del Colón: la espera de los músicos, el gesto imperceptible de concentración de los artistas, el instante exacto en que el bailarín parece volar suspendido en el aire, el contraste de los vestuarios clásicos con los materiales de la escenografía, las luces y sombras del ensayo que anticipan el brillo de la escena. “Si reencarnara me gustaría hacerlo en el Colón, como figurante,” comenta con humor.

  • Retratos (1957 – 2017)

Entre los cientos de retratos que integran el Archivo, esta selección minuciosa se enfoca en algunos de los fotógrafos, artistas visuales, arquitectos e intelectuales relacionados con la biografía de Sessa o con la historia de este Museo. Entre los primeros, hallamos los de Rafael Squirru y los escritores que colaboraron con Aldo, como Manucho Mujica Láinez, y Silvina Ocampo; así como los de su gran amigo Nicolás García Uriburu y la fotógrafa Lisl Steiner. La historia de este Museo aparece representada en retratos como los de Annemarie Heinrich, Eduardo Audivert, Líbero Badii, Rómulo Macció, Federico Manuel Peralta Ramos, Marta Minujín, Rogelio Polesello y Alberto Heredia. Rostros, pero también ojos, manos y pies; gestos artificiales o espontáneos. El retrato como evidencia de una tensión cuerpo a cuerpo en la que el fotógrafo lleva al retratado a componer la escena que mejor lo representa.

  • Nueva York (1962 – 2017)

Desde su primer viaje, en 1962, hasta el presente, Sessa recorre todos los años Nueva York y fotografía su arquitectura vertical, sus transeúntes anónimos, sus parques y museos. En una ciudad infinitamente visitada por el imaginario del cine, la literatura y las artes visuales, Sessa observa los puntos clave desde ángulos inesperados, desdibuja los rascacielos deformando las perspectivas, atrapa las formas urbanas a partir de sus reflejos, busca a sus habitantes en sombras tras vidrios opacos y juega con inesperadas situaciones humorísticas. “Nueva York tiene una velocidad vertiginosa, demandante y cosmopolita. Me motiva mucho sentirme pulverizado allí, me hace bien, me despierta la creatividad”.

  • Viajes (1963 – 2009)

De los punks londinenses a los cultivos acuáticos de Birmania, de los mercados de El Cairo a los templos de la India, los viajes de Aldo Sessa por Inglaterra, Turquía, Tailandia, La India, China o Birmania, constantes desde los años 70, son un esfuerzo cada vez más minucioso por captar la singularidad cultural de territorios remotos sin caer en la simplificación de una mirada exotista. Consciente de que los grandes monumentos son una trampa para el cliché fotográfico, Sessa emprendió viajes en profundidad, atravesando diversos países y retornando en sucesivas travesías. “Son viajes duros”, aclara. Para crear estas imágenes, Sessa buscó lo que llama “la distancia mínima”, en la que el fotógrafo no sólo observa, sino que también es observado por los ojos que retrata. Sessa va al encuentro del espacio más cotidiano posible e incluso olvida la diferencia cultural en busca del arte.

  • Argentina (1980 – 2010)

Desde 1989 y hasta el presente, Sessa recorre la Argentina para captar la vastedad y la diversidad de nuestro país y sus tradiciones. Esta sección ilustra esta importante investigación que comenzó como un acotado proyecto bibliográfico y se transformó, a partir de la mirada obsesiva del fotógrafo, en un recorrido vastísimo por las geografías, los biomas y las culturas de nuestro país. Sus fotografías, que atrapan la dimensión majestuosa tanto de un solitario caserío patagónico como de un mar de manzanas en una cosecha rionegrina, muestran también su habilidad para adaptar su manejo de la luz a cada paisaje o para trabajar con el clima hostil como una variable más de su composición. En este recorrido se incluyen algunas tomas de gauchos, a quienes capta con particularidades propias para matizar la tipicidad y encontrar un gesto o una vestimenta singular, alguna huella de vitalidad que exceda la imagen icónica el personaje.

  • Naturalezas muertas y abstracciones (1964 – 2018)

Esta sección conjuga dos importantes investigaciones del artista. Por un lado, presenta su trabajo sobre la naturaleza muerta, género clásico de la historia del arte. Estas fotografías son el fruto de un estudio obsesivo sobre las posibilidades de cada objeto en la privacidad del taller: las formas de una flor solitaria, un simple huevo o una hoja de papel. También develan un Sessa lúdico, entregado al mero placer de armar composiciones.

Por otro lado, la sección recupera el continuo interés de Sessa por la abstracción, presente ya desde 1958 en una mirada experimental sobre los objetos mundanos de su entorno. Llantas de autos, tubos de acero y rollos de papel son el punto de partida de un estudio de sombras, brillos, líneas y contrastes para crear abstracciones de una belleza inusitada. En este tramo final, presentamos al Sessa que transforma los objetos cotidianos en imágenes que trascienden la realidad.

En la Antesala de la exposición, se presenta asimismo una vitrina con material documental del Archivo Aldo Sessa: folletos de sus primeras exposiciones, intercambios epistolares con los primeros directores del Moderno, imágenes de sus diversos talleres, parte de su colección de retratos de fotógrafos de plaza e imágenes del proceso de selección de obras para esta exposición. Se incluyen, también, manuscritos originales de Manuel Mujica Láinez y otros documentos del trabajo en colaboración con Jorge, Silvina Bullrich.

Documento de un espíritu infatigable y del trabajo ininterrumpido del artista, el Archivo Aldo Sessa guarda una mirada que constituye uno de los acervos visuales más exhaustivos del país, un registro valioso de nuestra historia reciente y de nuestra sociedad, y una puerta abierta al mundo y al gran enigma de la creación de imágenes a través de la luz.

Catálogo:

La exposición estará acompañada por un catálogo de 250 páginas con una selección de las imágenes exhibidas en la muestra, un apartado de textos documentales y una extensa entrevista al artista.

Biografía Aldo Sessa:

Aldo Sessa (Buenos Aires, 1939) inició su formación en las artes gráficas en la imprenta de su padre. Pionero en su campo, con 17 años realizó sus primeras colaboraciones fotográficas para la prensa, primero en el diario La Nación y luego en La Gaceta de Tucumán. En 1962, viajó a Los Ángeles para estudiar cinematografía con Sydney Paul Solow, presidente del laboratorio cinematográfico Consolidated Film Industries of Hollywood, donde descubrió la fotografía color.

En 1972 firmó su primer contrato como artista con la Galería Bonino con la que organizó exposiciones individuales en Buenos Aires, Río de Janeiro y Nueva York. En 1976, con el apoyo de Guillermo Whitelow y de Marta Grinberg, realizó su primera muestra individual en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires con sede, en ese entonces, en el Teatro San Martín. A ésta le siguieron dos nuevas muestras en 1977 y 1978 en nuestra institución. A lo largo de su carrera, Sessa ha realizado más de 200 exposiciones alrededor del mundo.

Sus colaboraciones con escritores se iniciaron en 1976 con Cosmogonías, libro que reúne poemas de Jorge Luis Borges y sus ilustraciones. En los años siguientes realizó otros proyectos junto con Manuel Mujica Laínez, Ray Bradbury y Silvina Ocampo, entre otros.

Su cámara registró el mundo en viajes por América, Europa, Asia y África. También fotografió exhaustivamente el territorio argentino y publicó importantes ensayos fotográficos sobre sus estancias, los gauchos, el universo del tango y lugares emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires como el Teatro Colón.   

Entre los numerosos premios y reconocimientos que recibió a lo largo de su vida, en 1991 fue nombrado Miembro Honorario de la Federación Argentina de Fotógrafos y Académico de Número de la Academia de Bellas Artes. En el año 2007, la Legislatura porteña lo honró con el título de “Ciudadano Ilustre de la ciudad de Buenos Aires”.

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