The Velvet x Panozzo

Su impactante frontalidad, la sencillez y sus resonancias. Eso es The Velvet Underground & Nico, disco clase 67 que marcó a fuego a casi todo el rock que vendría después, que clausuró los 60’s con tres años de anticipación e inauguró el futuro cuando nadie lo esperaba. Un disco, además, que era puro presente pero pagó sus réditos a largo plazo.

Los críticos lo despreciaron, o lo ignoraron, o se asustaron, las radios, tres cuartos de lo mismo, la gente que debía comprarlo parecía estar en otra, al menos hasta que tiempo después llegó el gurú Brian Eno para señalar al disco como masterpiece y producir una de esas frases destinadas al bronce: pocos escucharon a The Velvet Underground durante su corta existencia, pero todos los que lo hicieron formaron una banda. La tapa del disco no lleva el nombre del grupo, The Velvet Underground, ni tampoco el de la cantante Nico, ni el de Lou Reed, ni el de John Cale, sino el del autor de la ilustración, Andy Warhol, clave tanto en el desarrollo de la banda, como en el desprecio que el disco cosechó en aquel 1967: Warhol y su Factory podían ser un caldo de cultivo extraordinario para unos rockers salvajes que movieran los límites de lo que “se podía” decir en una canción de rock, pero ese mismo muro los contenía y los aislaba, en tanto la prensa de los EE.UU. y todo el amplio mundo que se extendía más allá de las fronteras de la Factory tenía con el pop icon una relación amor-odio. A qué íbamos… Ah, cierto: integrantes de la Velvet Underground iniciaron una demanda contra la Andy Warhol Foundation para tratar de impedir que la banana de la tapa de The Velvet Underground & Nico sea licenciada para otros productos. Reed, Cale & Cía. quieren que la banana se quede donde está, en la que quizás sea la tapa de disco más emblemática de la historia de la música, y que no termina en una funda de iPad, mezclada con manzanas, o en alguna otra ensalada de fruta por el estilo.
Tienen un punto ahí los Velvet. ¿Sí o no? ¡Gran round de “Polémica en el Copyright”. No por proteger aquello que es sagrado (y Dios sabe que esa banana lo es), sino por una mera cuestión de lealtad comercial: si venden jeringas o látigos o, bueno, remeras de la Velvet con la banana estampada, vaya y pase; pero para las funditas de los celulares búsquense otra cosa, por el amor de Nico…

Texto: Marcelo Panozzo

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