Oximoron

El oxímoron es una figura literaria que consiste en usar dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión para generar un tercer concepto, que tiene siempre un claro carácter metafórico.

 

El oxímoron se basa en elementos contradictorios que, sin embargo, colaboran entre sí para producir un nuevo sentido, que no se relaciona con ninguno de los dos que contribuyeron a darle entidad, pero que también tiene algo de esos dos elementos que lo conformaron. El oxímoron es una máquina de producir sentido. Pero es una máquina desquiciada, destinada a darle nombre a lo innombrable: siempre produce un sentido perverso, metafórico, anómalo, inverosímil. Es por estas características del oxímoron que elegí este concepto para titular la muestra que actualmente ocupa el Espacio Contemporáneo. Oxímoron (la muestra) se produce como algo independiente de la retrospectiva de Giacometti con la que comparte techo, pero, a su vez, es capaz de sostener un diálogo callado, silencioso, apenas visible, con la obra del artista suizo. No olvidemos que Giacometti, como artista, ya es un oxímoron: un vanguardista clásico. Las obras que Matías Duville, Jorge Miño y Luis Terán realizaron para Oxímoron se derivan de sus trayectorias, no de un deseo mimético. Son intervenciones fuertes, tan fuertes que modifican la percepción del espacio. Estos tres artistas son muy diferentes entre sí, tanto por sus propuestas estéticas, como los soportes con los que trabajan y sus trayectorias. Sin embargo, en los tres hay, conjugados de manera muy personal en cada caso, un par de rasgos comunes. Esos rasgos son esenciales para esta propuesta: Duville, Miño y Terán suelen apostar a las formas puras y participan de cierto deleite por el vacío (como en el zen o en el taoísmo). Los materiales que se utilizan en las obras riman con los que predominan en la muestra de Giacometti (metal y vacío) y con la madera que se usó para la decoración del restaurante. Las obras se integran/separan tanto al/(del) entorno físico como al/(del) entorno cultural en el que son percibidas. Son intervenciones claramente pensadas para el espacio en el que se desarrollan: ni podrían estar en otro entorno ni significarían lo mismo en otro recorrido. Oxímoron al cuadrado: las obras de Duville, Miño y Terán, más que objetos gigantes son tensiones en el espacio. Más que sentido, producen vacío.

 

FOTO: Jorge Miño
TEXTO: Daniel Molina


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