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Los regresos y reuniones son todo un capítulo en la historia del rock mundial. Algunas bandas no pueden superar viejos rencores y vuelven a separarse enseguida (Van Halen). Otras deciden hacer simplemente un par de shows retro, con canciones nuevas (Soda Stereo).

 

 

 

Muchas prefieren hacer un álbum nuevo para sentirse vivos y actuales, sin tener que basar la gira en viejos hits, pero en la práctica siguen apelando al pasado (Rolling Stones). Son muy pocos los casos donde un reencuentro en el estudio de grabación desemboca en un muy buen disco que ratifica la magia, estilo, personalidad y contundencia de un grupo que llevaba una década disuelto. Tal es el caso de Illya Kuryaki & The Valderramas, que el año pasado inició un camino de vuelta que primero asomó con un gran recital gratuito en Costanera Sur, en octubre. Ahora, casi un año después, editaron “Chances”, con catorce temas nuevos que recorren un arsenal de funk, rap, hip-hop, disco music, pop y hasta aires de cumbia electrónica y reggae, además de canciones épicas en el sendero del más clásico rock nacional. A fines de noviembre, entre llamados y encuentros en plena gira por México y Chile, con intensos ensayos en Buenos Aires antes de presentarse el 2 de diciembre como acto principal del Personal Fest, Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur recorrieron el pasado, presente y futuro de IKV, una banda que volvió para hacer honor a su pasado y retomó una carrera que fue todo un hito en el panorama local durante los años ’90.

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Foto: Nacho Ricci
Texto: Marcelo Fernandez Bitar
Agradecimiento: Fenix + Sony Music

Acaban de tocar en Chile. ¿Cómo fue?

Emma: Chile estuvo buenísimo. Hicimos dos shows donde sonamos con todo y estuvo re-bueno. Era un festival muy grande llamado Primavera Fauna, donde tocaban Pulp, Clap Your Hands Say Yeah y Bomba Estéreo, además de chilenos muy pop como Astro y Francisca
Valenzuela.

Dante: Estuvo buenísimo. Tocamos ahí  a las 21 ante 15 mil personas y todos estaban al repalo.

Emma: En Chile el funk pega bastante; es como una especie de “segundo reggae”.

¿Chile y México fueron los países donde
habían tenido más popularidad en los ’90?

Emma: Sí. Tal vez nuestro desembarco más groso se vivió en esos dos países: México y Chile. Son mercados diferentes, donde México es muy grande por la cantidad de gente. Pero en los dos lugares habíamos logrado nuestro público y podíamos ir a tocar y presentar nuestros discos. La primera vez que tocamos en México fue en un teatro como el Gran Rex, que se llama Metropolitan, y en Chile la primera vez fue en el teatro Monumental, que ahora se llama Caupolicán. Los dos países fueron lugares donde nos recibieron bien con los Illya y este año tocamos primero en Chile en el Lollapalooza y fue como reafirmar eso, porque el público estaba al mango y nos trató muy bien. Desde la primera vez que fui a Chile me pareció que no era un lugar donde uno camina por la calle como en Brasil o Buenos Aires, porque es más tranquilo, pero en los festivales se junta toda la gente con onda y se respira una cosa que está buenísima.

Siempre pegaron mucha onda con los grupos locales de Chile.

Dante: Es como que somos mas populares que antes. Se ve en el respeto, en la parada y en el ruido que estamos haciendo. Y se va a ver más en los próximos meses, porque hay una movida muy grande con Kuryaki. Es como que salió el disco y se pusieron todos al palo. Valió la pena pasar todo el año metidos haciendo el disco, todos los días.

Emma: También seguimos pegando onda con las otras bandas. En Chile hemos tocado bastante con Los Tetas en la primera etapa de Kuryaki, y ahora hay otro tipo de artistas, como Francisca Valenzuela, que tienen muy buena onda.

¿Todo esto les confirma el plan de salir de gira con un disco nuevo y no sólo con
temas viejos?

Dante: Para nosotros no había otra manera de volver. No podía ser algo a medias, medio mochos, solo con los hits. Mejor volver de verdad, con disco nuevo y meternos de nuevo con algo artístico. ¡Sino te aburrís! Ya estuvimos tocando dos temas nuevos y desde el Personal hacemos cuatro.

¿Afuera se junta el público nuevo con el “histórico”, como pasa acá?

Emma: Sí. Hay de todo. Incluso debe haber gente de 25 años que tenía 15 cuando nos separamos, o que tenían 10-12 años cuando Kuryaki estaba a pleno. Y tenemos canciones que siguieron sonando, como “Coolo”, “Abarajame” y “Jennifer del Estero”, así que en la lista de temas hay unos cinco hits donde la gente se baila todo. Pero por más que vengas pensando en todo eso, en los shows no deja de haber momentos que te sorprenden. Estás en una etapa con un disco nuevo y todo eso, pero hay que estar muy activo en diferentes direcciones. ¡Hay gente que empezó a escuchar a Kuryaki ahora con “Chances”! Resumiendo, en los shows que estamos dando sentimos que más allá del público clásico que viene a ver Kuryaki, son shows que tienen una fuerza muy buena inclusive para quien
no nos conoce.

¿Cómo es la banda y la delegación actual de las giras?

Emma: La banda está conformado por algunos integrantes que estaban tocando con Dante y otros conmigo. Con la crew pasa lo mismo: hay un asistente de Dante, el road manager mío… es una mezcla. Y estamos con Rafa Arcaute, que es el productor del disco y ahora integra junto con un road manager y nosotros una especie de triunvirato de cuatro personas.

¿Cómo lo sumaron a Rafa?

Emma: No hubo que convencerlo. Fue una cosa que se dio de manera natural. Se fue dando mientras hacíamos el disco, charlando sobre muchas cosas en diferentes direcciones, cosas que exceden lo musical, y nos dimos cuenta que podíamos avanzar en otras opciones de un modo también artístico. Entonces llegamos a ese entendimiento y en este momento estamos probando encarar la cosa de esta manera. Estamos muy contentos con eso. Por ahora estamos en esa situación y está buenísimo.

¿Se propusieron hacer giras más cortas que antes?

Dante: No nos vamos por mucho tiempo de casa. Son giras cortas de ida y vuelta porque tenemos hijos. Es una condición. Tenemos que cuidarnos bien emocionalmente; eso es prioridad. El plan no es irse por varios meses. Creo que antes llegamos a hacer alguna gira de dos meses antes, y en las grabaciones también nos habremos ido por un par de meses. Está bueno cuando volvés, y se aprende mucho en esos viajes, pero ahora tenemos otras prioridades. Ponés en la balanza las cosas que te hacen bien y las que no. ¡Es tan importante estar presente en el desarrollo de los niños! Por suerte los dos tenemos hijos de casi la misma edad y pensamos igual.

¿Esta gira es muy cinco estrellas comparada con otras épocas?

Emma: La verdad que sí. Son giras donde casi siempre somos cabeza de cartel y tocamos en horario central. Pero ese status no lo ganás solamente con un nombre: creo que nos llamaron para este show en Chile, tocando antes que Pulp, porque hicimos un muy buen show en el Lollapalooza, donde estábamos en el tercer escenario y toda la gente vino a vernos, con una situación nómade de la gente acercándose especialmente. Son como pequeñas postas que vas logrando.

¿Cuál fue la gira más trash de los viejos tiempos?

Dante: ¡La del Nuevo Rock Argentino fue la mas trash! En una ciudad paramos en un cuarto que era de un primo de un organizador y era un asco, con una cama sin sábanas con una especie de moco gigante arriba y un baño que no andaba. Fue una gira quemante, pero te cagabas de risa. Ahora vamos a mejores hoteles que antes, sin dudas.

Emma: ¡Hubo giras de no-hotel! En la gira de Nuevo Rock Argentino una vez paramos todas las bandas en un hospicio, onda cuarenta camitas en un ambiente, una al lado de la otra. En el exterior creo que siempre fueron hoteles de bien para arriba. Nunca fuimos a hoteles malos, salvo en una época donde en México estábamos en una especie de lista negra de los hoteles buenos porque habíamos hecho mucho bardo.

¿Qué habíamos hecho, tirado agua, vaciado matafuegos…?

Emma: Sí. Todas esas cosas boludas de adolescentes. De hecho, una vez prendimos fuego una bañadera. Había una especie de guerra entre facciones de integrantes de la banda y el equipo técnico. Y en un momento los llamé para hacer un alto en la guerra y hablar de algunos detalles de la gira, y mientras Dante estaba hablando, yo me metí en el baño y puse una bomba de humo en la bañadera. ¡Nos fuimos corriendo y al rato se les prendió fuego todo y se derritió parte de esa bañadera que era de plástico! Eso habrá sido tipo 1997, en la época de “Versus”.

A pesar de todas esas escenas de viaje de egresados, ustedes nunca descuidaron la parte artística y todos los discos muestran un crecimiento.

Emma: Si, siempre. Creo que hacer discos es lo que más nos gusta. Para nosotros realmente es como una cuestión funcional de nuestro cuerpo, y estar en el estudio de grabación nos puede provocar mucha alegría o también mucha angustia. Porque hay días donde vas a cantar y realmente no te sale lo que querés. Siempre nos tomamos ese aspecto de los discos y la música con mucha seriedad. Además de los discos oficiales, a lo largo del tiempo hubo muchos otros de entrecasa, como “Cartuchera porno”, con encuentros post-grabación de un disco, donde nos poníamos a jugar con una acústica o improvisar canciones con amigos medio deformes. Nos gustaba hacer eso porque era como salirse de la seriedad de la grabación. De hecho, Kuryaki tiene esa cosa de mezclarnos con Dante en pos de ese sonido que no es Steely Dan pero es bastante puntilloso. Tal vez yo en mi carrera solista, si bien no hice discos punks, me relajé un poquito y probé otros caminos de producción y de sonido. En cambio Kuryaki tiene disco de una factoría un poco más complicada.

Sin ponerse moralistas, nunca tuvieron
excesos muy heavy. Quizás otras bandas se fueron distrayendo más en el camino y tuvieron más altibajos.

Emma: Sí, obviamente. Moralista o no, es la realidad. El no abuso de sustancias evidentemente contribuyó. Si pasaban cosas, iban por otro lado. Ya se sabe que somos pibes que no consumieron cocaína o que la deformidad iba por otro lado. Nunca fuimos una banda que hiciera uso y abuso de drogas, por lo menos de cocaína.

¿Cómo es estar de gira y en shows con un viejo amigo al lado?

Emma: Yo lo veo como muy natural y la pasamos bien. Y si hay algo que se complica, lo llevamos de una buena manera. Lo veo muy tranquilo y muy natural. Lo estamos disfrutando y tenemos eso en claro, que está bueno estar disfrutando de este momento. La pasamos bien con los músicos y con todos los que están en este proyecto.

No se les conoce grandes discusiones. ¿Cómo manejaron eso siempre?

Emma: Hay discusiones estéticas a veces, incluso en este momento, pero la verdad es que hay un espíritu mucho más conciliador que otra cosa. Tenemos en claro que si hay algo que al otro no le gusta, no lo hacemos. En esta etapa las cosas se están dando de una manera muy natural y muy positiva. ¡Ya cada uno conoce al otro! Además, cada uno es un artista independiente y conformamos Kuryaki porque es la unión de nosotros dos, pero a la vez cada uno tiene su espíritu y no se está censurando ninguna personalidad. Kuryaki saca cosas diferentes de cada uno, tanto en el escenario como en una canción o en el estudio, y nos gusta ese resultado. Somos un 50-50 en el plano artístico, y uno puede brillar con lo que hace, potenciado por el otro. No sé si se han visto tantas situaciones así en duetos, porque es una cosa realmente muy balanceada.

¿Cómo hacés para seguir adelante entre situaciones personales como pérdidas, noviazgos y fobias?

Emma: Siempre se dan una serie de factores. Por un lado, es mi trabajo, vivo de esto y pago la educación de mi hijo y su ropa y el plato de comida. Entonces ésa es una buena excusa para hacer lo que más me gusta hacer, que es música. A veces uno piensa en ese aspecto hasta egocéntrico o autorreferencial que tiene hacer música, pero yo lo disfruto. Cuando era chico no pensaba en ser músico y no creo que nunca hayan dicho, “¡Ay, mirá qué buen oído que tiene el niño!”. Creo que soy un músico más conceptual que académico. Soy capaz de concebir una idea y ponerla en práctica musicalmente.

¿Cómo surgió la foto de tapa del álbum?

Emma: La referencia es obviamente a “Electric Ladyland” de Jimi Hendrix.

Dante: Fue medio automático, porque en el estudio teníamos apoyado el vinilo de “Electric Ladyland” de Jimi Hendrix, y cada tanto decíamos de hacer algo así. Empezamos a barajar ideas con ese concepto de las minas desnudas y nosotros como pastores de un rebaño. Flasheamos con esas ideas y las fotos las terminamos de hacer con Hernán Corera, que tenía la mística para hacerla. Y cuando arrancamos la sesión de fotos pusimos unos parlantes gigantes donde comenzó a sonar “Electric Ladyland”. ¡Estuvo muy bueno! Las chicas representan lo virginal. No es una producción porno sino poética, onírica. Son como criaturas del bosque, llevándolas a la orilla para que cada una siga su camino. En la idea original era una chica para cada tema, pero una faltó y eso ya no se entiende así. Está bueno ver las gigantografías por toda la ciudad, aunque les pusieron estrellitas para que no estuvieran desnudas.

Emma: Queríamos esa cosa Kuryaki de las minas, los cuerpos y las pieles. Queríamos que tuviera una mística, y buscamos esa cosa de los cuerpos, un bosque, el misterio y todo eso. Y la chance, porque cada una de esas mujeres representa un poco esa chance. ¡Alguien nos dijo hace poco que cada una de esas mujeres representaba los años que Kuryaki estuvo sin tocar! Pero para nosotros la mujer siempre fue un referente estético y siempre acompañó nuestra imagen en las tapas y en los videos.

¿Cuál es el balance del año?

Emma: Está terminando un año muy intenso que tuvo muchas cosas, desde el arranque mismo, pero creo que estamos terminándolo de una buena manera. La verdad que le pusimos fuerza y también pudimos cubrirnos de las situaciones tristes que pasamos, y estamos saliendo fortalecidos. Y por delante hay un 2013 esperanzador.

CONTRATAPA MEDIA

Foto DISCO: Hernán Corera
Dirección de arte: Lucho Cieza + Hernán Corera
Estilismo: Lyla Peng + Ailin Bisi
Retoque digital: Delfina Muñoz de Toro
Pelo IKV: Oscar Fernandez Roho
Make-up: Jesica Baez team
Modelos: civiles.com
Agradecimiento: Theo Lafleur

 

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